miércoles, noviembre 16, 2005

Hermanas


Hermanas, nada más y nada menos. Estabas ahí desde el primer día. Esperándome. Ilusionada, tal vez sentías miedo. Tu cara fue una de las primeras que vieron mis ojos entreabiertos y titubeantes ante los primeros rayos de luz. Fuiste mi primera y única niñera. Las tardes se hacían cortas contigo. Nuestras peleas, nuestras reconciliaciones. Todo. Todo lo recuerdo con una sonrisa, a veces con alguna lágrima.
Ahora no estás. EStoy sola. Pero de alguna manera, estoy contigo, hablo todos los días contigo. Aunque no quieras ponerte al teléfono. No todos los hermanos tienen este tipo de comunicación, casi telepática.
Siempre has sido mi faro. Para todo. Las faltas de ortografía, los amigos, mamá, las dudas existenciales. En cualquiera de mis ataques hipocondríacos has estado ahí, menos mal.
Te echo de menos. No sabes cuánto. Dices que tú más a mí. No te creo.
Qué suerte que hayas nacido antes que yo. Siempre estuve esperándote.

1 comentario:

... dijo...

Hay cierta conexión siempre entre hermanas. Por muy diferente que se sea, por muy lejos que se esté.

Gracias por las migas de pan hasta este lugar.