
Sentada en tu regazo
te admiraba con ojos de fustigada inoncencia
y contemplando tu respirar
intenso
te adoraba
aun sabiendo que
en tus entrañas
dormía
una furia perversa
Sentí que te alejabas
y que el humo que del tabaco que fumabas
nublaba mis ojos,
se perdía en el tiempo
Sin embargo hoy
te anhelo
sin querer
y estoy errando
no sé si tus manos
merecen la dicha de mi
recuerdo
No hay comentarios:
Publicar un comentario